Dra. Yoraima Lárez de Rodríguez
Ser Maestro es ser combatiente por el amor
y la paz. Un constructor de sentidos. Ser Maestro es ser un aventurero en pos
del conocimiento. Nuestro instrumento de lucha es el conocimiento pero, no como
lo ve la modernidad; aislado de la totalidad, disjunto, impertinente con la
realidad y considerando tan solo el conocer. Es desde la perspectiva
multidimensional de Delors: aprender. Entonces es aprender a conocer, aprender
a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser.
Pero, cómo facilitar ese proceso desde la
visión del Maestro para que se convierta en saber conocer, saber hacer, saber
convivir y saber ser. Necesariamente, tenemos que contextualizar y confrontar
la realidad para poder transformarla y al hacerlo estamos propiciando cambios
en el ser. Entonces, vienen a la mente las palabras del Maestro de Maestros:
Simón Rodríguez, “Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga”.
Semejantes palabras abren un espacio de discusión. Enseñar para que sepa pero,
a la vez educar para que haga, para vivir, para entreayudarse en pro del bien
común.
Necesario es detenerse en estas palabras:
vivir, entreayudarse y bien común. Y analizando el legado escrito del Maestro
Rodríguez encontramos “que los hombres se reúnen por sus intereses (…) buscando
cada uno su conveniencia, sin consultar al otro, [marcan] el fin de la unión
porque los intereses se chocan (…) este es el motivo de las desavenencias y la
causa de las guerras…” ¿Cómo solucionar el impasse? El conocimiento es el único
medio para alcanzar la comprensión; además, del poder generar habilidades y
destrezas para enfrentar las vicisitudes teniendo como base y fin el bien
común. Por esta razón el Comandante y Presidente de la República, en su
momento, Hugo Chávez expresó: el primer poder del pueblo es el conocimiento y
por esto el enorme trabajo por y para la educación, la generación de las
misiones educativas y sus proyectos: la Canaimita, la colección bicentenario,
entre muchos.
El conocimiento permite reflexionar sobre
ese bien común, que es la República, es la Patria. Y al hacerlo se enlaza con
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Ley del Plan de
la Patria 2013-2019. Este horizonte permite conjugar el saber, los fundamentos
societales con las directrices de desarrollo, un progreso no visto desde el
grupo, desde lo minúsculo y muchas veces interesado económicamente sino desde la
producción endógena comunitaria como lo destaca el Presidente Maduro en pro del
bienestar colectivo en términos de igualdad,
equidad y rectitud. Es el Estado Democrático y Social de Derecho y de
Justicia. Pero, más que las leyes que como República tenemos y respetamos, es
la Patria.
En este sentido, preciso es discernir el
significado de Patria y nos damos cuenta que es más profundo, no solo es el
territorio, la gobernanza, la Constitución, las leyes… constituye lo humano,
las prácticas cotidianas, el sentimiento, el amor, el compromiso hasta el
sacrificio. Patria es padre. Es matria o madre, recordando al Dr. Escarrá. En
este instante, se amalgaman los haceres y trasciende el pensamiento. Como diría
Freire, como palabra lleva imbricada la acción y la reflexión, de hecho Patria es
una palabra verdadera capaz de transformar. “Existir, humanamente, es
pronunciar el mundo, es transformarlo. El mundo pronunciado, a su vez, retorna
problematizado a los sujetos pronunciantes, exigiendo de ellos un nuevo
pronunciamiento”.
En este proceso los seres humanos, se
encuentran y se desencuentran. La divergencia también tiene sabor a humano se
vuelve palpable en el diálogo, no puede haberlo sino existe un profundo amor al
mundo; de por si este es un acto de valentía y de profunda humildad. Es decir,
valorar las habilidades, cualidades, capacidades propias y las de los demás para ponerlas en
servicio del bien común, del colectivo. Es el amor al prójimo como a ti mismo
que propaga la biblia. La alteridad (el reconocimiento y la valoración del
otro) en conjunción con la otredad (el reconocimiento y valoración de sí
mismo). El otro y el yo tienden puentes de complementariedad porque es la
Patria, la razón del sacrificio la que reclama nuestra acción, lucha
profundamente consciente en defensa de nuestras ideas y haceres por la suprema
felicidad social que no es más que la satisfacción de trabajar por el bien
común, en unión, en hermandad.
La valoración y reconocimiento del otro,
de sí mismo y podemos pensar con más profundidad, el reconocimiento y
valoración de la Patria, de todos los seres vivos, de los elementos, de la
Patria Tierra. Con la convicción de que, sin la Tierra, sin planeta, no hay
vida. Patria Tierra es otra palabra verdadera que estimula el análisis y a la
confrontación que genera algunas interrogantes, entre éstas: ¿Estamos educando
para que los seres humanos valoren la vida, se valoren a sí mismos, a los
demás, a las áreas verdes, a los árboles, a sus costumbres, a su país, al
planeta? Pero, ¿cómo el Maestro logra esta vinculación? ¿Cómo refundar, en lo
concreto una República? ¿Cómo formar ese republicano, republicana, al patriota,
a la patriota? ¿Cómo formar a ese hombre, a esa mujer que será sal de la tierra
y luz del mundo? Es un compromiso pero, a la vez un apasionante reto que obliga
a pensar, a dialogar en colectivo, a encontrarse y a hacer.
En este sentido, desde 1999, el Ministerio
ha promovido la participación de todos y todas, lo fue en la constituyente
educativa, en la discusión del proyecto de ley, del currículo y recientemente
la consulta nacional sobre la calidad educativa. ¿Para qué esta acción, realizada con el
colectivo? De los puntos de encuentro, de las afinidades y disensos emergen las
dimensiones que conforman las líneas. Este proceso no es fácil, es la construcción
de algo que no está hecho. Es la aventura. Es transitar, como lo hicieron
nuestros antepasados para lograr la libertad, por sendas. Estas sendas pueden
llevarnos fácilmente al objetivo pero, otras veces lo intrincado del lugar
obliga a tomar decisiones que podrían considerarse que no son las correctas.
Pero, correctas para qué, para quién, con la visión del qué ¿de los modelos
constituidos que no se parecen a nosotros?
En este periplo, suceden miles de
confrontaciones por las posturas irreconciliables, provenientes de modelos que
dictan sus lineamientos y que, algunos quieren imponer a costa, incluso de desear revivir el pasado,
que como tal no existe. Es como el agua del río, ya pasó, ¿de qué nos sirve?
para estudiarlo y aprender. De éste emanan saberes que posibilitan la
construcción de otros escenarios. Si analizamos los años 1814, 1815, 1816 con
la actualidad, encontraremos similitudes, muchas: el contexto, los polos de
ideas, el fin. Y tal como triunfamos en aquella época lo vamos a hacer hoy. Y
no sólo es hacer de Venezuela, una potencia económica sino también en lo social
y en lo moral. Uds pensaran, es idealismo, cerraran la puerta del pensamiento,
de la posibilidad e incluso de la esperanza y volverán al claustro obscuro. Con
una gran diferencia, que lo refleja Thomas Kuhn en su libro, continúan viviendo
en el modelo o patrón aceptado descartando los emergentes productos de nuevas
realidades, contingencias que originan más y más preguntas. Esto es algo que
debemos internalizar los maestros, vivir en esa incertidumbre, dar paso a las
interrogantes, a vivir de lo posible e imposible, sin perder nuestro optimismo,
educar como dice Savater es creer en la perfectibilidad humana, en el yo, en el
nosotros...
Como habitantes de una misma aldea
planetaria en peligro, debemos trabajar en común unión, con responsabilidad en
la conservación de nuestra casa La Tierra, tenemos que educar con valores, no
es enseñar en valores, es educar con valores. No se puede enseñar,
responsabilidad, puntualidad, respeto… si el maestro no modela esos valores en
su accionar diario. En nuestro quehacer debemos ser eficaces y eficientes,
esmerarnos en propiciar espacios para el encuentro, disertación y hacer
colectivo. De esta manera llegaremos a ser efectivos, impactar a la sociedad.
Cada maestro, maestra debe visionarse en el horizonte de la excelencia,
trascender el contenido, la práctica y a través de la interrelación impactar la
vida cotidiana. Esa es la impronta del maestro, muchos la han dejado en nuestra
historia, otros se difuminaron en el
tiempo… Pero, quedaron sus alumnos, sus estudiantes, sus discentes… en
fin, los seres a quienes formaron… y
ellos, ellas hablan de sus maestros y maestras en su accionar diario… cada uno
de nosotros es el fruto del amor y paciencia de un o una docente o de varios
docentes… Tengamos respeto al veredicto de la historia…El que una sociedad no
construya sentidos no solo es problema de la familia, también es problema de la
escuela, de sus docentes. No evadamos nuestra responsabilidad ante el sonar del
clarín que siempre nos ha llamado…
Viene
a colación, el verso de Alberto Arvelo Torrealba en su poema “Por aquí pasó”
les invito a meditarlo en colectivo:
De bandera va su
capa,
su caballo de puntero,
baquiano, volando
rumbos,
artista, labrando
pueblo,
hombre, retoñando
patrias,
picando glorias,
tropero.
Gracias,
Maestros, Maestras, que aquí retraté, adelante, sigan la senda… construyendo
Patria en alianza social