ANTONIO J. VALDEZ MEDERICO
También, como en la política
actual venezolana, 16 años, se plantean
dos visiones sobre el tema que acogota al mundo subdesarrollado, al tercero, la violencia reflejada en el término
“inseguridad”, medida con estándares internacionales en razón de la población y
el número de delitos suscitados en un país determinado y en el cual se refleja
la cantidad de funcionarios policiales existentes.
Una de ellas es desarrollada
para no solo elevar los niveles de tensión del ciudadano a través del terror en
la imagen de un periódico, o en el sonido de la voz en una emisora de radio, o
los dos anteriores sumidos en uno a través de la televisión, utilizada también
hacia dos vertientes, el del efecto político y el voto y, a la vez, obligar al
gobierno de turno a hacer grandes inversiones, no solo en formar y contratar
personal sino en la compra de bienes y servicios diversos como armas de fuego y
químicas, municiones, vehículos, chalecos antibalas, tecnología de última
generación.
Hasta hoy eso ha funcionado
en forma casi perfecta, complementada por la escuela de la violencia mundial,
el cine y las ya conocidas artes del sicariato y paramilitarismo practicadas
durante años Estados Unidos, en Colombia, México y países centroamericanos y
hoy exportadas a otros territorios de la América del Sur y hasta en la europea
España. Es de señalar que con otras modalidades se practican en el Medio
Oriente y Asia.
En la Venezuela de hoy vemos
como ha funcionado al lado político del fascismo practicado por la derecha
oposicionista con casos emblemáticos pero que los medios hacen olvidar
rápidamente, hasta que se produce otro como el reciente asesinato del
periodista RICARDO DURAN. Lo que si no cejan de informar es la matriz de un
número significativo de presuntas muertes violentas que semana a semana suben y
que es reflejada internacionalmente por los medios que fuera del país,
acompañan estas estas políticas de terror con bastante similitud a las que en
salud, con los virus de gripe aviar, por ejemplo, hace unos años en México y
hoy con el Zika que es conocido en Uganda desde 1947 pero no hay epidemia en
África.
Es contradictorio el tema,
como el de la paz o la guerra, o el de las drogas y el alcohol, o la educación
y el estudiantilismo, el agua y los alimentos, la tecnología y los fármacos y
técnicas médicas que no llegan a toda la población.
Lo que si es cierto, en
nuestro país es que el delito se ha desarrollado enormemente, en cantidad,
estilo, formas pero no así el combate contra el mismo. Y es sencillo, hoy las
policías venezolanas, aunque tecnificada como el CICPC, y armadas las otras,
junto a los componentes militares que han tenido que ser utilizados contra este
flagelo, siguen practicando las mismas formas de hace 60 años: el operativo en
la carretera, la alcabala, los grandes recorridos entre la ciudad, la revisión
de vehículos y motos, requisa de ciudadanos en los bares y espacios de juegos
de envite azar, allanamientos “cantados”
a las ventas de drogas al minoreo, y a la venta clandestina de licores.
Y así llenan y rinden las estadísticas
estos cuerpos dirigidos por profesionales con estudios de Estado Mayor y de
cuarto nivel, e integrantes con títulos universitarios en diversas ramas del
saber, en la mayoría de los casos y pasan inadvertidos, ex profeso o no, a
casuística e indicadores delictuales para desarrollar la inventiva de ataque
contra el mal. Hoy, los llamados Órganos de Seguridad del Estado, no dedican un
espacio de su tiempo a informar al colectivo las estadísticas semanales y menos
mensuales y ni pensar en las anuales de los hechos registrados en un espacio
determinado. Es más, existe en el ciudadano hasta el temor de denunciar porque
pueden ser objeto de represalias, por parte de los delincuentes, cuando pudiera
existir un nexo entre este y el funcionario policial y esta situación se ha
convertido en casi una norma consuetudinaria impulsada por la matriz cierta del
involucramiento público y notorio del agente policial en el hecho delictivo
diario del país.
Otro de los elementos que
influyen en desarrollo del delito y la incapacidad para combatirlo tiene que
ver con la inexistente SUPERVISION del funcionario que ejecuta las órdenes en
la forma o modalidad en que le sea impartida. Este último se ha convertido en
el propio Jefe y se mueve y utiliza los recursos a su mejor entender y
beneficio y eso es más que verificable por los bienes suntuarios que exhiben y
hasta el modo de vida no compatible con los sueldos y salarios que reciben.
Ahora, este es un sencillo y
estoy seguro, no completo panorama sobre una realidad del país y sus 30
millones de habitantes en materia de SEGURIDAD y reflejada en la INSEGURIDAD.
Lo que también es cierto
pero difícil de asimilar o aceptar es que existe un SISTEMA GLOBAL DE
DOMINACION que no quiere ni busca PAZ para el globo sino que al contario
produce todas las herramientas posibles para que la Tierra y su gente vivan en
constantes guerras, inmigración, consumo de drogas, despenalización de estas
esperando tener al planeta bajo sus pies, como pareciera ser, per secula
seculorum
En un próximo artículo,
humildemente expresare mis ideas sobre el tema y como contribuir a la lucha del
hombre contra el hombre pero en cuyo uno de los lados debe prevalecer la
honestidad, el amor, el humanismo, el heroísmo y la vida sencilla para el que
la tome como forma de vida sea permanente y que su gesto sea retribuido por la
sociedad y el estado, evitando así caer en las garras de otro lado, que
siempre, indudablemente existirá.
ajvmederico@gmail.com