lunes, 19 de diciembre de 2016

Eduardo Galeano: Las Venas abiertas de América Latina... El Lago de Maracaibo en el Buche de los Grandes Buitres del Metal…



ANTONIO J. VALDEZ MEDERICO

ajvmederico@gmail.com

Diciembre 2016





Esto que leerán no es producto de mi autoría, es si, una transcripción de las “Venas Abiertas de América Latina” del inolvidable Eduardo Galeano, parido en la Uruguay que hoy parece jugar el papel que cumplió durante la Guerra de la Triple Alianza, solo que aquella fue contra el Paraguay y hoy contra Venezuela. La idea es la de que podamos comparar después de 45 años de haber visto la luz este extraordinario documento que no ha llegado a la memoria de la gente de los pueblos y al que cada día tratan de alejarlo mas..


"Aunque su participación en el mercado mundial se ha reducido a la mitad en los años sesenta, Venezuela es todavía, en 1970, el mayor exportador de petróleo. De Venezuela proviene casi la mitad de las ganancias que los capitales norteamericanos sustraen a toda América Latina. Este es uno de los países mas ricos del planeta y, también, uno de los mas pobres y uno de los mas violentos. Ostenta el ingreso per cápita mas alto de América Latina, y posee la red de carretera mas completa y ultramoderna; en proporción a la cantidad de habitantes, ninguna otra nación del mundo bebe whisky escoces. Las reservas de petróleo, gas y hierro que su subsuelo ofrece a la explotación inmediata podrían multiplicar por diez la riqueza de cada uno de los venezolanos; en sus vastas tierras vírgenes podría caber, entera, la población de Alemania o Inglaterra. Los taladros han extraído, en medio siglo, una renta petrolera que duplica los recursos del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa; desde que el primer pozo de petróleo reventó a torrentes, la población se ha multiplicado por tres y el presupuesto nacional por cien, pero buena parte de la población, que disputa las sobras de la minoría dominante, no se alimenta mejor que en la época en que el país dependía del cacao y del café. Caracas, la capital, creció siete veces en treinta años; la ciudad patriarcal de frescos patios, plaza mayor y catedral silenciosa se ha erizado de rascacielos en la misma medida en que han brotado las torres de petróleo en el lago de Maracaibo. Ahora, es una pesadilla de aire acondicionado, supersónica y estrepitosa, un centro de la cultura del petróleo que prefiere el consumo a la creación y que multiplica las necesidades artificiales para ocultar las reales. Caracas ama los productos sintéticos y los alimentos enlatados; no camina nunca, solo se moviliza en automóvil, y ha envenenado con los gases de los motores el limpio aire del valle; a Caracas le cuesta dormir, porque no puede apagar la ansiedad de ganar y comprar, consumir y gastar, apoderarse de todo. En las laderas de los cerros, mas de medio millón de olvidados contempla, desde sus chozas armadas de basura, el derroche ajeno. Relampaguean los millares y millares de automóviles ultimo modelo por las avenidas de la dorada capital. En vísperas de las fiestas, los barcos llegan al puerto de la Guaira atiborrados de champaña francesa, whisky de Escocia y bosques de pino de Navidad que vienen del Canadá, mientras la mitad de los niños y los jóvenes de Venezuela quedan todavía, en 1090, según los censos, fuera de las aulas de enseñanza” ( p.180 -181).


Tiene su sentido ante la lucha de hoy por parte del gobierno revolucionario y bolivariano, ante las apetencias del poder mundial con la novísima estrategia de atacar con la propia gente favorecida por las políticas publicas inclusivas y eminentemente social, adaptada a las nuevas tecnologías y a los intentos de salir del subdesarrollo en que los países desarrollados mantienen al resto del mundo utilizando los recursos de este.