lunes, 27 de agosto de 2012

LA ETICA HUMANISTA ES ETICA SOCIALISTA


Richard J Najul M

Al echar una mirada retrospectiva a nuestra vida en el planeta; desde dos perspectivas: nuestra vida humana y con ella el impacto al planeta, nos lleva, al menos, a dos conclusiones:
a)      La vida humana, históricamente, ha sido caótica y lo sigue siendo.
b)     El planeta ha sufrido un deterioro y desequilibrio, que amenazan con el aniquilamiento de la vida en éste.

Veamos…
Ya desde los orígenes, la vida para los primeros habitantes no fue fácil. Se enfrentaron a los elementos de la Naturaleza y a los predadores (los enemigos naturales). Morían bajo todo tipo de fieras. Aun desde el tiempo cuando dominaron el fuego y  mejores utensilios morían a causa de aquellos. Por aquel tiempo vivían en grupos aislados y con diferentes grados de desarrollo; unos atacaban a otros para apropiarse del fuego, aprovisionamiento y mujeres, o dominarlos. Hubo pequeños pero poderosos imperios que dominaban a otros para esclavizarlos, otros, para defenderse tuvieron que hacerse guerreros. Así que prontamente los seres humanos entraron en guerras continuas.

La esclavitud fue la primera forma de dominación y modo de producción de los enclaves humanos de estructuras complejas y castas hegemónicas. Y se propagó por grandes extensiones del planeta, hasta el siglo XIX (19), pero ya desde el XI había hecho aparición el feudalismo. Antes hubo tragedias humanas durante los imperios Chino (hace 6.000 años), Egipcio, Persa, Romano, Hunos, Barbaros, Moros, los Otomanos, etc.

Mediando el siglo XV surgió el mercantilismo, coexistiendo con el esclavismo y el feudalismo, y en 1.800 ya teníamos el capitalismo en pleno desarrollo.

Entre los 1.400 y los 1.800 ocurrieron las conquistas y las guerras en Europa (Francia, España, Inglaterra, Alemania); la dominación por el opio, en China y regiones circunvecinas (entre esclavismo, feudalismo y capitalismo). También la muerte por asesinato e invasión de los indígenas americanos (por decenas de millones) desde norte, centro, sur y el Caribe, mas las guerras de independencia. El surgimiento del imperialismo estadounidense.

También en 1914 la segunda primera guerra mundial, luego la segunda guerra y el holocausto judío por Alemania. Sólo Rusia perdió 30 millones de hombres y anótese Nagasaki e Hiroshima; la bomba atómica y sus secuelas.

Luego la guerra fría, Vietnam, Israel-Egipto, Chechenia, Bosnia, Irak, Afganistán. Libia, Siria, invasiones, todo esto último en nuestros días.

Pero hay otras formas de acción letal no solo para la vida humana, si no a la fauna y la flora: el hábitat de la humanidad. Son guerras silenciosas; los daños a la Tierra, al planeta por causa de la industrialización, el manejo irresponsable de los métodos y técnicas para el procesamiento de materias y diversos recursos. Virus fuera de control, proyectos de manipulación de energías como el HARP, que como se sabe es una tecnología para dirigir ondas electromagnéticas a puntos seleccionados de la corteza terrestre y causar sismos, por ejemplo, con el fin de debilitar y desestabilizar países e invadirlos pasivamente con el pretexto de prestar apoyo o ayuda.

Lo cierto es que el planeta se encuentra en una condición de deterioro, desertificación, deshielos, contaminación, perdida de cursos y masas de agua, extinción de especies biológicas, el cambio ambiental, etc. Todo, producto de un desbastador uso y aprovechamientos de recursos naturales y empleo de elementos contaminantes, naturales o creados, para logros económicos capitalistas y militares, por parte de las naciones poderosas con sus ansias imperialistas.

A estas alturas hay protestas en casi todo el planeta; seres humanos, hombres y mujeres que viven mal y que ven degradar su modus vivendi, reclaman a las naciones dominantes y  sus propios países: respeto, dignidad, libertad, cambio de vida humana.

Las economías capitalistas se derrumban; el viejo estilo de vida, desde los inicios de la humanidad, está proscrito, debe acabar. Ya, no más dominadores y dominados.

Las consciencias despertaron y exigen una vida de convivencia centrada en el Ser Humano, para y por el cual vivir.

Poner el Ser Humano en el centro, implica valorar y reconocer a cada individuo como integrante, coparticipe del conjunto de la humanidad. Si esto es así, todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, lo que conlleva a la convivencia solidaria y a la alianza internalizada y reciproca, de apoyarnos los unos a los otros para mejor vivir, que todos dependemos de todos; de respeto, aceptación y reconocimiento de los derechos a la vida y todos los demás derechos humanos.

Esto es el socialismo que significa la convivencia humana con base en la práctica de la alianza; por tanto una visión, actitud y postura totalmente humanística que lleva inevitable y necesariamente a la inaceptación de cualquier forma o tipo de acción que rompa, restrinja o atente cualquier derecho humano, pero también a promover todo acto, forma o hecho que asegure la satisfacción y ejercicio pleno de todos los derechos humanos, y esto es la ética humanista que es también la ética socialista.

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