Por Yoraima Lárez
En una entrevista realizada por Ernesto Villegas a
Germán Campos, Director de Consultores 30.11, el último expresó: “…luego del
referendo revocatorio de 2004, las elecciones, en Venezuela, comienzan a
producirse en el contexto de la comparación de dos visiones de país”
Posteriormente, indica que 47,2% de los venezolanos está de acuerdo con la
construcción del modelo socialista propuesto por el presidente, Hugo Chávez.
Esto indica el encuentro de un gran sector de la
población con la fundamentación teórica, el socialismo. Se observa una
vinculación entre lo que se quiere y el camino a tomar para lograrlo. Por
siglos, la práctica estuvo separada de la teoría, lo objetivo de lo subjetivo
por eso es común oír: “eso es teoría” en forma despectiva, “sea objetivo, deje
los sentimentalismos”, o cuando se quiere utilizar un aparato sin leer el
manual.
Por tal razón, en la Constitución de 1961 se quería
formar un hombre crítico a través del conductismo, de la eliminación de las
preguntas que llevaban a pensar y a la investigación, se repetía lo que la o el
docente decía y la exactitud de la réplica se reflejaba en mayores
calificaciones. En este período se formó, en contradicción con lo establecido,
un ciudadano acrítico, sin competencias argumentativas, hiperespecializado en
un fragmento del conocimiento, con razonamiento causa-efecto, individualista,
competitivo… También se planteó la eliminación del latifundismo para impulsar
una reforma agraria con prácticas feudales y muchas veces esclavistas, (Defensoría
del Pueblo, Informe 2006, p.20) sin ser una verdadera política del Estado, a
pesar de haberse aprobado la Ley de Reforma Agraria en 1960 la cual estuvo
vigente hasta el 2001 cuando entró en vigencia la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, ya que éste se encontraba “comprado o amarrado” a los grandes centros
de poder llámese nacionales o extranjeros. Estos dos ejemplos demuestran que
una cosa estaba escrita y otra la que se hacía; la desvinculación entre el qué
y el cómo es evidente, por lo tanto se llega a metas que jamás se fijaron.
La Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999) tiene como fundamento el humanismo cuyo cimiento es el Pueblo
y su objetivo es la refundación de la República para establecer una sociedad
democrática, participativa, protagónica,
multiétnica y pluricultural en pro del bien común. Los valores que resalta son:
la libertad, la igualdad, la independencia, la solidaridad… La justicia social,
la paz, la preeminencia de los derechos humanos, el ejercicio democrático de la
voluntad popular sus fines y los procesos para alcanzarlos, la educación y el
trabajo.
A grosso modo, estas son algunas pinceladas de los
basamentos de la carta magna. Ahora, la gran pregunta es: cómo convertir la
letra de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) en
letra viva, en actitudes, en vivencia cotidiana. ¿Cómo lograr un humanismo que
contemple al Pueblo: al trabajador, al estudiante, al adulto mayor, al joven,
al niño, al bebé, a los profesionales… a todos y todas? ¿Cómo llevar a la
práctica la igualdad? ¿Cómo la nación puede actuar con independencia? Y así,
pasar por todos y cada uno de los aspectos que establece la CRBV. En la
realidad venezolana se plantean dos modelos: el Neoliberalismo que propone la
derecha y el Socialismo que plantea la izquierda.
El Neoliberalismo es la ideología económica que
domina al mundo. Ingresó en América del Sur con mucha fuerza en el año
1982. Recibe el nombre de capitalismo
trasnacional, corporativo o globalización.
Su creador es Milton Friedman (Premio Nobel de Economía en 1976). Esta teoría se fundamenta en:
1.- El Estado no interviene en la economía
nacional. Sus leyes son supraconstitucionales (Por ende están en contra del
pensamiento nacionalista y todo lo que beneficie al pueblo lo llaman,
populista).
2.- El libre mercado y el libre comercio es lo más
importante. Los grandes consorcios y las empresas transnacionales establecen
normas que los benefician en detrimento de las pequeñas y medianas empresas. La
población es manipulada a través de los medios de comunicación para consumir
más los productos de los patrocinantes e incluso a tomar la imagen que
publicitan (Las mujeres bellas, sexuales, los hombres bellos o guapos,
delgados: culto a la imagen).
3.- Las desregulación impositiva y precios al
consumidor, conjuntamente con la privatización de empresas, el movimiento libre
del capital son requisitos obligatorios para las naciones que se adhieren a ese
modelo.
4. El trabajador y la trabajadora son recursos de
ese mercado (Por lo tanto la estabilidad laboral no existe). Las prestaciones sociales y la seguridad social
son grandes gastos imposibles de sufragar (significa perder capital). Las
pensiones y jubilaciones se convierten en una ayuda económica, jamás son
equivalen al salario mínimo.
5.- El Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial, la Organización Mundial de Comercio son organizaciones que se
fundamentan en esta ideología.
De su concepción es posible distinguir lo
siguiente:
-
El poder
económico tiene supremacía absoluta y su objetivo es: dinero gana dinero. Se
invierte dinero para obtener mayores porcentajes de ganancia.
-
El Estado
es minimizado por lo cual no está restringido por leyes o normas. El poder
económico (privado) coloniza al Estado (lo cual es fascismo), de esta manera:
El mercado es el Estado.
-
El poder
económico utiliza los medios de comunicación para instaurar necesidades en la
población que no son tales (Ud. compra cosas que luego olvida en el armario. O
se coloca prótesis para convertirse en el ideal femenino o masculino
publicitado, entre otras muchas cosas…).
-
El ser
humano es un recurso y la obtención de dinero es el objetivo primordial; por
encima del mismo hombre o mujer. La persona que por sus condiciones de edad,
salud, discapacidad no sea un recurso constituye una carga.
-
Existen instituciones
como el FMI encargadas de girar instrucciones, muy objetivas sobre la manera de
abordar las crisis, planificadas fuera de contexto y sin tomar en cuenta a las
mayorías, sus intereses, necesidades y posibilidades.
-
Las
personas, a fin de cuenta se convierten en máquinas con sentimientos, deseos y
apetitos egoístas, cuyo fin es tener dinero, conseguirlo a consta de lo que sea
porque éste significa status: “tengo dinero, puedo gastar sin límite; se
exacerba el individualismo. Existen personas a su alrededor que elogian su
forma de ganar dinero y también existe aquellas a quienes utiliza y explota
para ganarlo. En definitiva, “tiene poder; la persona es feliz”.
Evidentemente, el neoliberalismo
no es el camino que llevará a las venezolanas y venezolanos a lograr lo
establecido en la CRBV. Existe otro, el socialismo, no es un
trayecto transitado por muchos. Es necesario inventiva, coraje, inteligencia,
lidiar contra la incertidumbre, obstáculos... Pero, qué significan las
dificultades para un Pueblo que fue capaz de vencer sus propias limitaciones al
atravesar el páramo de Pisba y liberar nada menos y nada más que Nueva Granada (uno
de los Virreinatos de España en Suramérica) en la Batalla de Boyacá. Ese Pueblo
que al lado de Ezequiel Zamora llevó a cabo una acción retardatriz, en la
Batalla de Santa Inés, hoy estudiada en toda Europa. O para este Pueblo que
liberó a un Presidente secuestrado en menos de 48 horas, que aguantó el Paro
Petrolero y dio muestras al mundo de una voluntad infranqueable. ¿Qué
significan los obstáculos para un Pueblo que cada día lucha por sus ideales? El
Pueblo venezolano tiene ideales ancestrales: la libertad, la unión, la
integración, el respeto mutuo, la satisfacción de las necesidades colectivas
porque para eso se integra en sociedad.
El socialismo: Es la praxis de lo social, se
necesita trabajar en colectivo, en forma organizada y corresponsable en procura
del bien común. Centra su accionar en los seres humanos, en sus necesidades y
capacidades, su objetivo es la justa distribución de la riqueza. El respeto a
la dignidad humana son sus características.
El bien común es la punta de lanza de esta
propuesta que está construyendo el pueblo venezolano, fundamentado en el
pensamiento bolivariano. La independencia, los valores éticos socialistas, la
soberanía, la democracia participativa y protagónica, el humanismo, el
desarrollo sustentable y sostenible, la preservación del planeta y la vida son
sus pedestales… (Chávez, 2012, Propuesta, II Plan Socialista para el período 2013-2019).
Luego, de este planteamiento, es usual escuchar.
“eso es teoría no tiene posibilidades de ser llevado a la práctica”. Habría que
pensar e interrogar: ¿Por qué el neoliberalismo ha sido llevado a la práctica
de la A hasta la Z? También es teoría. E
incluso, esta teoría niega en sus orígenes a la especie humana. Pero, que aviva
y tiene su principal andamio en el cerebro reptil: supremacía, competitividad,
en lugar de pelear por el territorio, lo hace por el dinero.
El socialismo se sustenta en la naturaleza gregaria
del ser humano, su vocación biohistórica es la convivencia. Pudo sobrevivir a
lo inhóspito; en sus orígenes, gracias a esta condición. No puede vivir sin el
cuidado de la madre cuando nace. Subsiste por el trabajo de todos y todas: el
agricultor, el industrial, el artesano, las y los docentes, las y los
conductores… Recordando a Freire, en su libro la Educación como práctica de la
libertad (1969) “el hombre es un ser de relaciones…no está solo en el mundo
sino con el mundo” (p.28).
El socialismo requiere de un hombre y una mujer
libre, necesita reconocerse como individuo de grandes fortalezas, cada ser
humano posee cualidades excepcionales en aspectos determinados que lo hacen
único (Limardo con su espada, Dudamel y su varita, las y los productores de
alto rendimiento según su contexto, los albañiles creativos, docentes
destacados, estudiantes de alto desempeño…). Cada ser humano es único, tiene
cualidades que lo hacen excelente para “n” tareas tanto cognitivas como
prácticas. Quienes logran enlazar la teoría, la cognición, con la práctica
presentan desempeños extraordinarios: Simón Bolívar, Albert Einstein,
Jesucristo, Ghandi… y tantas personas que han trascendido la historia por la
congruencia entre su pensamiento y su hacer. Esta actuación les ha dado la
inmortalidad.
Es el individuo en su otredad, se reconoce a sí
mismo y esto se refleja en su actuar, en la convivencia con el otro. Convivir
es reconocer y respetar al otro. La violencia surge cuando una persona niega a
la otra como ser legítimo, impera el “yoísmo”, el egoísmo y el egocentrismo,
que impiden aceptar al otro. El reconocer, comprender y convivir con el otro,
forma al ser social. En estas situaciones, impera el amor como fuente de
socialización. Al respecto, Maturana, en su libro Emociones y lenguaje en
educación política (1997) sostiene: en “…el amor… el otro surge como otro
legitimo en coexistencia con uno mismo; y… la agresión es el dominio de esas
acciones en el que el otro es negado como otro legitimo en coexistencia con uno
mismo” (p.40).
En este sentido, convivir necesita de los tres
cerebros: el neocórtex, el mamífero y el reptil. Esto es, necesita del saber,
de la conciencia, de los sentimientos y del instinto de supervivencia. En estos
tiempos de cambios climáticos, se necesita de todos y todas. Aquí están las
manos de muchos, con el saber, el esfuerzo y la constancia se alcanza la
victoria.
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