sábado, 13 de abril de 2013

EL SOCIALISMO DESDE EL PRINCIPIO UNIVERSAL DE LA ANTROPIA



 
Richard Jesús Najul Maldonado 



Me topé con un concepto, buscando por internet trabajos, escritos, de contenido humanista, sociológico, o socialista, encontré el término Antrópico; El Principio Antrópico. Se refiere a la inevitabilidad del Ser Humano. El Ser Humano es inevitable en el Universo. Deduje que el universo no se explica sin el Ser Humano. El Universo genera al Hombre, somos hijos suyo.

Por ahora, seguro que nacemos en La Tierra, pero no puede haber dudas que en otros planetas también nacen Seres Humanos; no podemos ser los únicos, eso es así aunque no lo hayamos demostrado todavía.

Tal hecho es, en extremo, muy serio, porque nos enfrenta a una enorme responsabilidad y una gran toma de consciencia. Muchas personas deben haberlo sabido (ahora y antes), otras lo hemos intuido o sospechado (sin embargo insuficientes), y otros, muchos más,  el resto, nunca la han sabido, ni siquiera sospechado.

Siento, creo, percibo, entiendo que hasta ahora hemos vivido de espaldas a ésta realidad: lo de ser hijos del universo (La Naturaleza) y sin embargo nos comportamos contrarios a La Naturaleza y a nuestra integridad (integridad de La Humanidad). Somos una paradoja.

Parece que una parte grande La Humanidad está “dormida” y otra “despierta” respecto a sus propias paradojas.

¿Qué cosa somos que nos diferenciamos de la totalidad de la existencia, que siendo parte pretendemos ser jueces de la existencia y hasta la ponemos en peligro? ¡Amenazamos a la Naturaleza!. No obstante el Hombre existe para que concientice la existencia, al Universo; pero nos empeñamos en desnaturalizar La Naturaleza. Lo que La Naturaleza natura, La Humanidad lo desnaturaliza.

Me explico. La Naturaleza se engendra a sí misma; lo que vemos que existe es La Naturaleza naturada (esta es una expresión que le escuche a mi padre) y se soporta en lo que ella natura, para continuar naturando, y dentro de ella al Hombre (el género humano). Pero lo grave es que éste hijo de La Naturaleza, desnatura. Destruye, descompone los elementos naturales y crea lo que La Naturaleza no creó. 

¿Qué pasa con nosotros, por que pasa esto? Con seguridad hay muchas posibles respuestas, hipótesis, etc., pero por lo pronto, lo cierto es que ocurre. Por fortuna, también ocurre que buena parte de los Seres Humanos nos damos cuenta de estas paradojas.

El camino histórico del Ser Humano es conocido. Desde su aparición o surgimiento sobre la faz de La Tierra hasta ahora, ha ejercido un poder dominador, lo cual explica la implacable persecución de unos sobre otros, el surgimiento temprano de imperios, la esclavitud, invasiones, conquistas, colonización, guerras, hasta hoy cuando escribimos estas líneas. EL PODER DOMOINADOR, de allí la bivalencia de dominadores y dominados.

Este Hombre Dominador ha domesticado (del griego Domus = dominio) a otro, desde la esclavitud hasta el capitalismo neoliberal y no ha escatimado nada, ni escrúpulos de ningún tipo, para preservar su estatus. La Ciencia y la tecnología la han puesto al servicio de sus intereses de dominación, de su poder dominador. Y en ese afán ha creado las cosas más destructivas para la propia vida humana y de La Naturaleza misma.

Este es “El Hombre Dominador”, inconsciente de la realidad de uno de los resultados más excelsos de La Naturaleza, cuales  la de ser “su hijo predilecto” y por lo tanto su venerador y protector. Pero lo que pasa con éste hombre de hoy es que es el mismo troglodita de los inicios (no lo digo peyorativamente ni de modo ofensivo). Es aquel que desarrollo la quijada de burro y la macana, la honda, la flecha, la lanza y las piedras artefactos cada vez más sofisticados y poderosos.

Hoy tenemos todo tipo de armas: convencionales, atómicas, biológicas, de destrucción masiva, ó tan individualizadas como la inoculación de una enfermedad; el proyecto HARP (producción de terremotos y maremotos deliberadamente), la telecomunicaciones, la observación desde el espacio extraterrestre; hasta la biotecnología y la clonación, para mencionar sólo algunos recursos de poder, todos concebidos para la dominación, que es la esencia del imperialismo (práctica de la dominación). ¿No pareciera que esto va en contra del principio universal de la antropía (el Hombre negando al Hombre)?

Este Hombre Dominador, predador, ha generado (por pura praxis, luego hace la teoría) los modos de producción con los cuales ha mantenido los imperios. La última expresión ó fase superior del imperialismo es el capitalismo, que si lo descomponemos etimológicamente significa ejercicio o práctica del poder.

Así entendemos que la dominación es expresión, y sigue siendo, del hombre primario  , el violento, territorialista, que su principal son sus necesidades primarias; que ve a los otros como competidores, amenazas que pueden obstaculizarlos,  y entonces, por tanto, atacan, destruyen, controlan, dominan. Pero lo que realmente subyace es el miedo, sino sería imposible explicar el propósito de exterminar masivamente, asesinar y quitar a otros del camino. Quien asesina es un cobarde, ¿o no es cobarde aquel que usa un arma mortal contra alguien quien sólo tiene sus manos para defenderse; las armas bilógicas y las atómicas acabar con millones de seres humanos que no tienen forma de evitarlo?

El “Hombre Dormido”, no sólo, no comprende la razón y sentido de su existencia, si no que es miedoso, cobarde y por lo tanto no puede plantearse la idea de la convivencia (vivir con el otro). Por eso niega a los demás, no se reconoce en los otros. Depredan todo (el planeta, el ambiente), desnaturalizan, persiguen y usan a otros seres humanos para su beneficio. Neuropsicológicamente no han salido de su tallo cerebral (archicortex) que determina tales actitudes y comportamientos. Empero, no cabe dudas, éste “Hombre Dominador” comienza a extinguirse.

Al mismo tiempo, desde el amanecer de la especie humana han coexistido los seres “despiertos”. Hoy son más que los “dormidos” pero no manejan el poder dominador. Es el “Hombre Liberador”. Los “Seres Despiertos”, sabemos y por lo menos intuimos, somos la máxima expresión del Universo; que somos Naturaleza, que necesitamos tanto de ella como ella de nosotros; que debemos ser sus veneradores y protectores; sus hijos predilectos. Aceptamos que todos los humanos debemos convivir; que dependemos los unos de los otros, corresponsables de los que nos pase como humanidad; que nuestra vida debe ser cooperativa, basada en la alianza y la solidaridad; vernos y reconocernos en los demás. Porque somos iguales, tenemos los mismos derechos y las mismas necesidades básicas, individuales y comunitarias. Y como deberes fundamentales, reconocer, honrar y respetar la vida, la naturaleza y a cada ser humano.

Siendo así, los seres “despiertos” necesitamos desarrollar y ejercer el “poder protector, conservador, evolucionador de la vida. La vida como Naturaleza naturada, manifestada y expresada, que al mismo tiempo es Naturaleza naturánte, porque se recrea a sí misma, aún desde sus intimidades más profundas.

Así, los seres “despiertos” cambiamos o asumimos el poder dominador por el poder transformador. Somos hijos, pero también, protectores y custodios del planeta (debemos serlo) y todo lo que hay en él. Es nuestro hábitat y sabemos que de nuestra actitud y comportamiento depende el “equilibrio del universo” (como dijo Simón Bolívar).La convivencia es la clave, una convivencia consciente, dirigida a crear y mantener las condiciones que propicien mayores niveles de bienestar y felicidad; también como él lo planteara: “la mayor suma de felicidad posible”. Para tales efectos necesitamos, en el planeta, en cada nación, educar y desarrollar “seres nuevos”, libres y liberadores; humanistas y más conscientes del significado y del rol que tenemos cada uno en la totalidad humana, la razón de ser y de existir; con autoconsciencia y el claro sentido de responsabilidad frente a la vida misma.

Estas serian las condiciones para practicar la alianza entre todos, que no es otra cosa que hacer por los demás lo que es necesario para contribuir con su felicidad y bienestar, al igual que lo deseamos para nosotros mismos. Es una alianza implícita y consciente sabiendo que la solidaridad posibilita la convivencia empática y amorosa.

Esta es una práctica humana, pero que cuando se hace consciente y en función del humanismo se convierte en EL SOCIALISMO, que es el modo de convivencia y desarrollo centrado en el Ser Humano, que se sostiene en la alianza de los ciudadanos y basada en los principios de igualdad, solidaridad, cooperación, corresponsabilidad, respeto mutuo por los demás y el medio ambiente; y cuyo fin primordial es lograr el bien común, individual y colectivo.

Con base en estas reflexiones cabe concluir que el socialismo es una potencialidad humana por que el hombre en su desarrollo va dirigido a alcanzar mayores niveles de consciencia, por tanto de humanismo, aunque tal desarrollo no es homogéneo en la humanidad, unos lo logran antes que otros, es decir, no todos lo logramos al mismo tiempo, pero podemos propiciarlo y dirigirlo mediante la educación y no dejar que se dé por generación espontanea.

Aquí, en la República Bolivariana de Venezuela eso ya comenzó y estamos en proceso de construcción del socialismo. Lo impulsó e inició el PRESIDENTE-LIBERTADOR, Hugo Rafael Chávez Frías, Ser libre y liberador, que ejerció y enseñó el poder transformador, protector, conservador, evolucionador. El Ser mas integralmente evolucionado para su momento y que nos ha dejado un legado, y la tarea de continuar (enorme responsabilidad) el despertar de nuestros compatriotas y hermanos del mundo.

Sólo con seres “despiertos”, ejerciendo el poder transformador será posible elevar la condición y desarrollar y conservar la vida del planeta y la Humanidad, que es el propósito del quinto objetivo histórico de Plan Socialista de la Patria, escrito por El PRESIDENTE-LIBERTADOR, de su puño y letra. Yo diría que es El Plan Socialista Planetario Universal.

¿No les parece que el socialismo va a favor del respeto y manifestación del principio universal de la Antropía?


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