JOSÉ
MACHETE
Alguien en una de esas desbocadas, que solemos tener quienes, perdimos
hace mucho tiempo el miedo a desnudarnos y a escribir de corrido sin “revisar”
ni corregir (Creo que fueron Toby Valderrama y Antonio Aponte). Esa
desaprensión y el hecho de no hablar a nombre, ni en representación de nadie,
nos permite ser temerarios y audaces. Lo que algunos confunden con creatividad, que no pasa, en todo caso, de ser
una extravagancia. Como les decía,
alguien dijo en una de esas desbocadas que “”la paz no era un objetivo
socialista”.
Yo, por el contrario, creo que la
paz es el socialismo. Que no hay, ni habrá socialismo sin paz. La paz de
verdad, la que se anidará en el corazón y en la mente de los hombres y de las mujeres, después de
construir un mundo sin explotados ni explotadores,
y se dedica a cultivar y a cosechar el amor universal. El amor que se siente a
si mismo como a su prójimo. El que nace de lograr la unidad de la humanidad, con su propia
naturaleza, con la tierra y con el universo que nos contiene.
Hace mucho tiempo que los socialistas, al menos gran parte de ellos,
descubrimos y asumimos que construir el socialismo, no es una tarea tan fácil y
que solo es posible, por una vía pacífica y democrática. Hicimos muchas
guerras, en todas fracasamos. Tuvimos
muchos muertos, que nunca hemos contado, muchos héroes, mucha experiencia y
mucha sabiduría. Al socialismo solo se
le puede construir en paz y con amor por eso, sus enemigos, promueven la guerra
y el odio en todas sus formas. Claro, se
disfrazan porque saben, que la mayoría
de los hombres y mujeres del mundo, incluso a ellos mismos, les gusta amarse y
disfrutar de la vida en paz y prefieren,
mil veces compartir el mundo, y disfrutar la vida en armonía. Se disfrazan, no se gustan a si
mismos como son. Y disfrazan la paz y el amor
con la fatalidad y el miedo a la muerte, el puro confort y una vida
disipada falsa, vacía que se mantiene a punta
de acumular riqueza y bienes materiales…
La reciente Conferencia por la Paz y la Vida promovida por el Gobierno
del Presidente Constitucional, Nicolás Maduro y consumada, con la participación
de casi todos los factores que conforman la sociedad venezolana, dejo sentado,
que la mayoría de los venezolanos, independientemente de su posición política y
del lugar que ocupan en las relaciones de producción, reconocemos, la legitimidad del gobierno
revolucionario y deseamos la paz. Por
ella luchamos y seguiremos luchando.
No queremos, tal como dijo uno de los que intervinieron, “sentarnos
después, los viudos, las viudas, los
huérfanos y las huérfanas, que deja una guerra civil a negociar, una paz que no
podrá olvidar los horrores, las tragedias, miserias y desventura de una guerra
fratricida, donde las familias solo se unen para enterrar a sus hijos e hijas,
a sus hermanos y hermanas que la guerra separo”.
Tampoco queremos una invasión o la intervención de ninguna fuerza
militar extranjera, que no distinguirá entre unos y otros, que los bombardeos
serán contra ciudades indefensas, que las bombas caerán sobre escuelas,
hospitales universidades sin ninguna discriminación. Que no le preguntara a
nadie de que bando es antes de asesinarlo. Así ha sido siempre y no hay ninguna
razón para que en esta oportunidad no sea igual. Los venezolanos podemos y
tenemos la disposición y los recursos para solucionar nuestros problemas entre
nosotros mismos. Si ninguna injerencia.
Esa conferencia no puede quedarse allí. Aunque no es poco lo que se avanzó
y lo que se dijo. Además de las comisiones que se acordó nombrar, esa
conferencia debe hacer un pronunciamiento firmado y aceptado por todos, en el
que se puntualice las cosas que nos unen, como es la construcción del camino de
la Paz y también las cosas que nos
separan, para seguir trabajando en ellas a fin de resolverlas. Una de las cosas
que debemos aclarar y aclararle al pueblo de Venezuela es que nuestro
socialismo, el que estamos construyendo, pero que aun no tenemos, es único. Que no es copia ni calco de ningún
otro, aunque de todos tenga un poco. Que tenemos un empresariado lleno de una
emoción nacionalista, dispuesto a participar en la construcción de la paz. Y
unos trabajadores dispuestos a trabajar en la construcción de un socialismo
venezolano, capaz de sustituir con éxito al capitalismo atrasado de IV
republica puntofijista, que algunos se empeñan en restaurar.
Que la soberanía alimentaria es
el “sine qua non” de la independencia y la libertad y que en estos momentos
debe ser una tarea prioritaria en el camino hacia la paz…
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